¡Pobrecitos!, aunque acomodados, concibieron a una hija muy fea, lo que en su pueblo se considera tener bastante mala suerte. ¿Para qué sirve una mujer, dicen, si no es para el matrimonio? Y siendo tan fea ¿cómo vamos a casarla? Lo hicieron lo mejor que pudieron y yo, tomé lo que me ofrecían. Apenas se hacer una suma, pero siempre he sabido lo que me convenía…
El día que cumplí nueve años un monje visitó nuestro hogar. Llevaba yo cinco encerrada, campando por el jardín de la casa y viviendo muy bien a mi aire. Y entonces, se acercó y me miró y dijo a mis padres: Hanuman, el dios mono, está en ella.
Y yo asentí. Siempre me he sentido ligeramente simiesca…
- Padre, madre, me voy con él. Quiero saber quién es ese dios al que me parezco.
No pusieron demasiadas pegas. Por fin tenían un futuro honrado para su pobre hija.
Y seguí a Shiva en su equilibrio creación /destrucción. Como dios de la fertilidad y de la curación. Y llevo la media luna que también lo representa, en mi pecho.
Un día le dije a Rudahti, el monje, que tenía que irme porque ya había terminado allí. Asintió y me dio su bendición.
Ahora viajo buscando algo. Mientras, aprendo a usar lo que
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